Las acciones emergentes sostenibles presentan un rendimiento superior

Aplicados a las acciones emergentes, los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza («Environnementaux, sociaux et de gouvernance» - ESG) son un factor importante a la hora de lograr un rendimiento superior.

Las empresas de los países emergentes, que proponen soluciones a los retos que deberán superar sus países en materia medioambiental, social y de gobernanza, constituyen oportunidades de inversión interesantes, tal y como demuestran ya sus rentabilidades relativas en el curso de los diez últimos años.

En el ámbito de la sostenibilidad, los mercados emergentes presentan un determinado número de características específicas. Estos mercados se encuentran en la primera línea en materia de riesgos climáticos y el mix energético de algunos de ellos está llamado a ser modificado de manera importante en los próximos veinte años. Si tomamos el ejemplo de China, dependiente principalmente del carbón, es el país que debería aumentar de manera más importante su recurso a las energías renovables desde ahora hasta el año 2040.

La gobernanza se encuentra asimismo entre los principales retos que los países emergentes deberán superar. En efecto, sus normas en este ámbito tienden a diferir sensiblemente de las reglamentaciones de los países desarrollados, del mismo modo que pueden ser sensiblemente divergentes entre estos mismos mercados de carácter diverso. Como promedio, la calificación en materia de gobernanza para los emisores emergentes se sitúa en 4,95, mientras que la de los emisores de los países desarrollados es de 5,88.

Dentro del marco de un reciente estudio realizado por nuestros equipos de investigación, se ha evaluado el impacto de una selección ESG sobre la rentabilidad de una cartera de acciones de mercados emergentes. Si se comparan los resultados de los emisores emergentes con una mejor calificación en términos de los criterios ESG con los resultados del índice MSCI Mercados Emergentes, se observa que los primeros han sido superiores en un 2,4% como promedio durante los diez últimos años. De manera adicional, la volatilidad de la cartera ESG se ha mantenido similar a la de la cartera tradicional.

Se puede observar un diferencial de rentabilidad favorable a los líderes en materia de sostenibilidad, con independencia de la región analizada (Asia, América Latina, Oriente Próximo y África) y de todos los tamaños en términos de capitalización. Sin embargo, este hecho resulta más marcado en el caso de las capitalizaciones pequeñas e intermedias que en el caso de las grandes capitalizaciones. El análisis muestra asimismo que todos los sectores, con la excepción de dos, se benefician de la selección de emisores en función de los criterios ESG. A este respecto, el sector de la energía resulta interesante:  aunque, como promedio, los 37 títulos ESG han obtenido una rentabilidad del 3,7%, y, por lo tanto, un resultado inferior al del índice MSCI Acciones Emergentes (4,2%), la dispersión en función de la calificación ESG resulta relevante, ¡porque los mejores han logrado una rentabilidad media del 7,3% mientras que los peores solo han obtenido una pobre rentabilidad del 1,1%!

 

 

Determinados filtros utilizados para la selección de las empresas más sostenibles han tenido una incidencia especialmente importante. Éste es el caso, por ejemplo, del filtro que consiste en eliminar las empresas activas en ámbitos controvertidos (por ejemplo, las armas, el juego, el alcohol y el tabaco) o en aquellos ámbitos que son objeto de controversias mayores. Al excluir estas empresas de su universo emergente, el inversor puede mejorar su rentabilidad media en aproximadamente el 0,4%. Si se lleva a cabo la selección utilizando filtros normativos (riesgo de corrupción, respeto de los derechos laborales y de los derechos humanos, riesgo medioambiental), este excedente de rentabilidad adicional es del orden del 0,2%.

El estudio ha constatado asimismo que la disminución de la calificación ESG de una empresa puede constituir un indicador avanzado útil para prever su rendimiento relativo en un horizonte de 6 meses a 3 años. En general, una calificación ESG revisada a la baja se traduce rápidamente en un descenso importante de la rentabilidad.

Estos análisis indican que la integración de los criterios ESG en la selección de una cartera de acciones emergentes es capaz de lograr un valor añadido a largo plazo, y todo ello con un riesgo similar. A la selección de las empresas en función de los criterios ESG, conviene añadir no obstante la selección de los países en los que tienen su sede, de los países en los que se sitúa lo esencial de su producción, así como de los países a los que destinan sus productos y servicios. Nuestra estrategia consiste en evaluar cada país en función de su utilización de los cuatro tipos de capitales que les permiten garantizar un crecimiento económico sostenible. En efecto, su gestión del capital humano, del capital de la naturaleza (las reservas de recursos naturales renovables y no renovables, así como la gestión del medio ambiente), del capital social, así como de la sostenibilidad de su actividad económica (en qué medida el nivel de actividad económica actual resulta viable) tiene un impacto directo sobre la sostenibilidad de las propias empresas.

David CZUPRYNA – Director de Carteras de Clientes ESG (“Head of ESG Client Portfolio Management”)

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